jueves, 14 de febrero de 2008

Verdad


La Verdad de Bernini, obra que hizo para sí mismo, basándose en la iconografía de Cesare Ripa.

1 comentario:

maria dijo...

En la Iconología de Cesare Ripa encontramos cinco formas de representar a la Verdad.

“Verdad

Se pintará bajo la forma de una mujer bellísima y desnuda, que levanta en la diestra una imagen del Sol, hacia el que está mirando, mientras con la otra sostiene un libro abierto y una rama de palma. Bajo su pie derecho se ve el globo del mundo.

Es la verdad un hábito del ánimo dispuesto a no torcer el rumbo de la lengua del recto y propio ser de aquellos casos de los que habla o escribe, afirmándose sólo lo que es y negándose aquello que no es, sin dar en mutación del pensamiento.

Aparece desnuda, mostrándose con ello que la simplicidad le es connatural: por ello dice Eurídipes, en Fenicios, que es simple cosa el hablar de la verdad, para lo cual no son menester interpretaciones vanas y complicadas, puesto que aquella es sola y oportuna. Lo mismo opina Equilo, y también Seneca, en su Epístola V, diciendo que la verdad es simple enunciación. Por esto está desnuda, tal como antes dijimos, no debiendo dotársele del menor ornamento.

Ha de ir sujetando un sol con una mano, simbolizándose con ello que la verdad es amiga de la luz, y aún que por sí misma es una luz clarísima, que nos lo muestra todo tal cual es. También puede decirse que va mirando al Sol, o sea, a Dios, sin el cual ni hay luz ni hay verdad alguna, puesto que sólo él es la verdad en sí mismo; diciendo sobre esto Cristo Nuestro señor: Ego sum Via, Veritas et Vita*.

El libro abierto muestra que en los libros se encuentra la verdad de las cosas, realizándose en ellos por lo mismo estudio de las Ciencias.

Con la rama de la palma puede significarse su vigor y su fuerza, pues así como la palma no se quiebra ante el peso, así también la verdad no cede nunca a las cosas contrarias, y aunque muchos la opriman siempre acaba luego por alzarse, creciendo hacia lo alto. Además se significa con lo mismo su fortaleza y victoria, pues Esquines sostiene contra Timarco que la verdad posee tanta fuerza que sale victoriosa frente a todas las humanas opiniones.

Baquílides llama a la verdad omnipotente, dándose el nombre de sabiduría en Edras, cap. IV. Y dice además en la sentencia de Zorobabel, el Judío, que la verdad es más fuerte que ninguna otra cosa, alzándose con su valor por encima de todo aun en la corte de Darío, que era Rey de Persia.
Mas ¿por qué he de alegar tan numerosas sentencias, si los hechos conocidos de numerosos Cristianos ya han probado lo mismo abundantísimamente habiéndose expuestos tantos y tantos miles de personas de todas las edades y sexos y de casi todos los países a esparcir su sangre y aún a perder la vida por mantener la verdad de la fe Cristiana, con lo que lograron tan glorioso triunfo sobre cruelísimos tiranos, e infinitas palmas y coronas que han adornado siempre la gran verdad Cristiana?

En cuanto al globo del Mundo que tiene bajo el pie, claramente significa que la verdad es superior a todas las cosas de este Mundo y más preciosa que ellas como cosa divina, diciendo in Nannis Menandro sobre esto que la verdad es ciudadana del Cielo y que sólo se goza en la morada de los dioses.

Verdad

Mujer resplandeciente, y de nobilísimo rostro, vestida de color blanco con gran pompa y adorno. La cabellera ha de tenerla del color del oro, y sostendrá un espejo con la diestra con muchas joyas incrustadas, mientras coge en la otra mano una balanza de oro.

La buena correspondencia en que se halla el intelecto con las cosas inteligibles recibe de los Filosofos el nombre de la Verdad. Y como lo verdadero es bueno y lo bueno está limpio de mancha y suciedad, la túnica de la verdad se ha puesto blanca, haciéndose así además por su mucha semejanza con la luz, mientras que la mentira se aparece a las tinieblas. A esto mismo aludían las palabras de Cristo Nuestro Señor cuando dijo: Lo que os digo entre tinieblas repetidlo a plena luz. Es decir, lo que os digo con anterioridad a la plenitud de los tiempos, antes de que se descubra en mí la verdad de las profecías, repetidlo vosotros cuando yo haya ascendido hasta los Cielos, pues todo para entonces habrá sido revelado. Por lo cual aún ahora seguimos comparando la lux y la verdad, pudiéndose decir que el esplendor de esta figura así como el que desprende el color del vestido, en todo se conforma al mismo significado.

El espejo por su parte nos enseña que la verdad sólo se encuentra en toda su perfección si el intelecto concuerda enteramente con las cosas inteligibles, del mismo modo que el espejo es bueno cuando devuelve la verdadera forma de las cosas que en su superficie se reflejan, siendo indicio la balanza de la misma igualdad equivalencia.

Verdad

Se pintará una jovencita que aparece desnuda, cubierta sólo por algunos blancos velos que le envuelven y ciñen, mostrándose con ello que la verdad debe ir vestida y adornada de tal modo y con tales palabras que no se pierda la apariencia de su cuerpo, hermoso y delicado, que más se adorna y enriquece por sí mismo que con ninguna otra cosa.

Verdad

Otra joven desnuda igual que antes, con un sol en la diestra y un reloj de arena en la siniestra.
Lleva el Sol en la mano, por la misma razón que se explicó al hablar de su esplendor y brillantez; en cuanto al signo del tiempo, que lleva en la siniestra, tiene el significado de que durante el curso que realiza, por largo que éste sea, la verdad viene siempre a aparecer y descubrirse, considerándola algunos como hija del tiempo, mientras en lengua Griega viene a significar a aquellas cosas que nunca permanecen en lo oculto.

Verdad

Jovencita desnuda que sujeta en la diestra, y junto al corazón, la fruta de un albérchigo con una sola hoja, llevando en la siniestra otro reloj de arena.

El indicado albérchigo es el antiguo signo jeroglífico de nuestro corazón, como lo es su hoja de la lengua, habiéndose utilizado dicha comparación en diversos lugares y diferentes ocasiones, enseñándosenos con ello que deben ir unidos el corazón y la lengua como la fruta y la hoja, para que todo aquello que se dice tenga la forma y apariencia de verdad.

El reloj por su parte es símbolo del tiempo, de lo cual ya se ha hablado más arriba”.

*Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Cesare Ripa. Iconología (1613). Tomo II. Madrid: Akal, 1987 (391-393).