martes, 1 de abril de 2008

Forma

En el siguiente apartado analizaré la forma desde el punto de vista artístico a través de la obra La vida de la formas del filósofo francés Henri Focillon, y desde un enfoque científico con Endless Forms Most Beatiful. The New Science of Evo Devo por Sean B. Carroll.

1 comentario:

maria dijo...

Una de las primeras cuestiones que nos podríamos hacer es ¿Qué es la forma? ¿De qué se compone?

Desde el punto de vista filosófico general y particularmente metafísico, la figura se distingue a veces entre figura y forma. La figura se compondría por el aspecto externo de un objeto, mientras que la forma sería la figura interna de dicho objeto. Para los griegos el primer concepto conduce necesariamente al segundo. Por tanto, la noción de forma era la figura interna captable sólo por la mente. En algunos casos se utiliza idea y en otros forma.

Para Aristóteles la forma es entendida como la causa formal, a diferencia de la causa material. En el Diccionario de filosofía de José Ferrater se aclara esta idea “la materia es aquello con lo cual se hace algo; la forma es aquello que determina la materia para ser algo, esto es, aquello que determina la materia para ser algo” (1269). Un ejemplo: una mesa de madera: la madera es la materia y el modelo es la forma. Por tanto, en un objeto tendríamos MATERIA Y FORMA.

Esta interpretación será retomada tanto por Carroll como por Focillon. Para el primero, la forma está íntimamente ligada a la evolución de los seres humanos y animales, por el proceso que se da de embrión a la edad adulta. Su estudio se centrara en la evolución y el desarrollo de las formas desde el punto de vista biológico. También se refirió a la teoría de la complejidad: “This book tells the story of the enormous diversity that has been created from combining a small number of common ingredients” (XI).

Carroll se preocupara por las formas de los animales y por la gran variedad de tipos, tamaños y colores, para explicar cómo las formas están dadas. Para ello, sería importante olvidar las formas que han sido identificadas y adquirir otras a través de la observación. De esta forma, la forma de un animal sufre dos procesos, el desarrollo de un huevo y la evolución de sus antepasados, es decir, es el proceso que transforma un huevo de un creciente embrión a una forma adulta.

En la evolución biológica, las diferentes formas se han adaptado a las diversas circunstancias. Sin embargo, los investigadores no se ponen de acuerdo con la teoría de la evolución, a lo cual Carroll propone el análisis de la relación que existe entre los genes y la forma de los mismos, como una nueva vía de estudio para ver la evolución de las especies: “The comparison of developmental genes between species bécame a new discipline at the interface of embryology and evolutionary biology-evolutionary developmental biology, or EVO DEVO for short” (9).

De esta manera, las mariposas, las cebras, y los humanos tienen en común una “caja de herramientas de “padres” genes que gobiernan la formación y el patrón de sus cuerpos y las partes del cuerpo. El desarrollo de la forma depende de los genes que hayan existido en diferentes tiempos y lugares en el curso del desarrollo. A lo largo de la obra, Carroll analizara la evolución de los animales a través de la arquitectura o forma misma de cada uno de ellos.

Desde el punto de vista estético, Focillon también se referirá a la evolución de las formas. En primer lugar define la finalidad de una obra de arte como un intento de alcanzar lo transcendente, formando parte de un sistema de relaciones, compuesta por materia y espíritu, es decir, forma y contenido (10). Por tanto, la forma hay que entenderla como la construcción del espacio y la materia, sin confundirla ni con la noción de imagen ni con la de signo “el signo significa, mientras que la forma se significa” (11). Por el contrario, la forma es un contenido formal.

Al igual que Carroll, Focillon cree en la evolución de las formas, a lo cual argumenta: “las formas están sometidas al principio de la metamorfosis, que las renueva continuamente, y al principio de los estilos que, por una progresión desigual, tiende sucesivamente a poner a prueba, a fijar y a deshacer sus relaciones” (13).

Por tanto, la obra de arte nace de un cambio y a su vez prepara otro, teniendo muchos cambios en la misma figura. La vida de formas tiene como fin la renovación, una vida móvil en un mundo cambiante.

Sin embargo, la metamorfosis no sólo se da en la forma sino también en los estilos. Para Focillon no existen estilos que se “encierren” en un determinado período, sino que evolucionan y se dan en diferentes tiempos, e incluso varios estilos pueden confluir en un mismo momento. Por tanto, los estilos tienen la capacidad evolutiva dentro de un proceso experimental.

Cada estilo cruza varias edades y estados, obedeciendo a leyes que le son propias, que están en ellas, en la vida de las propias formas. Los estados por los que puede pasar un estilo son: período experimental, período clásico, de refinamiento y período barroco.

En antítesis a Wolfflin (analizó el estilo como un período de un determinado momento) Focillon expone que los estados se presentan en todos los medios y en todos los períodos de la historia. Ej. Románico barroco, conjuga los dos términos para un mismo momento porque entiende la forma de manera evolutiva, es decir, varios estados pueden encontrarse en una misma obra.

¿Qué opina Focillon del barroco? La idea principal es el movimiento, concepto que hemos visto en otros autores como Wolfflin, Angela Ndalianis, Parkinson, Calabrese, etc. Focillon: “Del mismo modo que el clasicismo no es un privilegio de la cultura mediterránea, tampoco es el barroco algo exclusivo de Europa. Constituye un momento de la vida de las formas, el más liberado, sin duda […] viven por sí mismas con intensidad, se expanden sin freno, proliferan como un monstruo vegetal. Se separan al acrecentarse, por todas partes tienden a invadir el espacio, a perforarlo, abrazar todas sus posibilidades, y diríase que hasta se deleitan en esta posesión […] todas las artes ponen sus recursos en común, franquean las fronteras que las separaban y se prestan sus efectos […] se despierta el interés por el pasado y el arte barroco busca en las regiones más antiguas emulaciones, ejemplos, apoyos. Lo que el barroco pide a la historia es su propio pasado” (20).

Como síntesis: “El estado barroco de todos los estilos nos proporciona múltiples ejemplos de formas que se mueven con libertad. La epidermis ya no es un envoltorio perfectamente tenso, sino que se estremece bajo el impulso de relieves internos que tratan de invadir el espacio y de bañarse en la luz, y que son como la evidencia de una masa modelada en su profundidad por movimientos ocultos” (30).

Evolución de las formas: la obra de arte es intemporal: su actividad, su proceso, tiene lugar en el espacio.

Calabrese también dará importancia a la forma “el neobarroco consiste en la búsqueda de formas, y en su valorización, en la que asistimos en la pérdida de la integridad, de la globalidad, de la sistematización ordenada a cambio de la inestabilidad, de la polidimensionalidad, de la modalidad” (12). Asimismo, señala que la cultura es un conjunto orgánico de relaciones, idea que probablemente retomó de Focillon, y sobre los fenómenos artísticos que se pueden retomar en cualquier época, basándose también en Sarduy (26). Calabrese critica el exceso de evolucionismo de Focillon por intentar acercarse a los sistemas biológicos, y al resto de los formalistas.

Para concluir, simplemente destacar la relación que existe entre los trabajos de Carroll y de Focillon, aunque aparentemente sean muy diferentes, tienen la misma concepción en cuanto a la forma.

José Ferrater-Mora, Diccionario de filosofía (Madrid: Alianza Editorial, 1981) 1269-74.